Estudio sobre el Autocontrol en niños y niñas de Alta Capacidad

Estudio sobre el Autocontrol en niños y niñas de Alta Capacidad

Si intentamos describir qué el autocontrol, la American Psychological Association definió en 1973 este concepto como la habilidad de las personas para reprimir reacciones impulsivas de conductas, deseos o emociones. Así mismo, Angela Duckworth y Martin Seligman (2005) se refieren al autocontrol como la tendencia a comportarse movidos por consecuencias demoradas. Esto quiere decir que, si es la hora de comer y tengo delante un delicioso pastel, en vez de comerlo ahora según mi más inmediato deseo, espero a haber tomado primero el menú que tengo para el almuerzo, pues si no perderé el hambre y no me habré alimentado correctamente. La recompensa que busco es comerlo en el momento que más beneficios me aporte, así que contengo mi deseo en favor de una compensación demorada.

En Centro Ayalga hemos llevado a cabo un estudio con el objetivo de conocer si la capacidad de autocontrol difiere entre niños y adolescentes de Altas Capacidades y la población general de edad similar.

Sin embargo, el autocontrol es un concepto o un constructo con cierta complejidad más allá de el poder posponer un deseo o recompensa. Existen diversas formas de poner en marcha estas conductas inhibitorias, dirigidas con diferentes fines, es decir. Es decir, hay distintas formas de autocontrol, y podemos tender a utilizar unas u otras. Más adelante las conoceremos para entender mejor este aspecto.

El objetivo es comparar los niveles de autocontrol, expresada esta variable en cuatro escalas o dimensiones (Retroalimentación Personal, Retraso de la Recompensa, Autocontrol Criterial y Autocontrol Procesual), por niños y adolescentes de Altas Capacidades y niños y adolescentes pertenecientes a la población general.

El autocontrol inhibe nuestros deseos más inmediatos

Procedimiento: material y muestra

Se administró el Cuestionario de Autocontrol Infantil y Adolescente (CACIA), de Capafóns-Bonet y Silva-Moreno (1986) y editado por TEA Ediciones. Se trata de una prueba de alto uso en la práctica clínica y en el campo de la investigación, y consta de 89 ítems con formato de respuesta dicotómico (Sí, No). Mide cuatro dimensiones que conforman el autocontrol, como son la Retroalimentación Personal (RP), Autocontrol Procesual (ACP), el Retraso de la Recompensa (RR) y el Autocontrol Criterial (ACC):

  • Retroalimentación Personal (RP) se refiere a la tendencia de la persona a la auto-observación de su propio comportamiento, buscando las causas del mismo y analizando las diferentes situaciones a las que se enfrenta.
  • El Autocontrol Procesual (ACPP) mide tres aspectos de la conducta de autocontrol: la autoevaluación, definida por los autores de la prueba como la tendencia a comprar lo que la persona hace con lo que debería o desearía hacer; la autogratificación y el autocastigo.
  • El Retraso de la Recompensa (RR) mide la capacidad de la persona para controlar sus impulsos en el sentido de que prioriza el deber sobre el placer, es decir, deja para después lo que le apetece hacer para realizar primero las tareas que son más importantes.
  • El Autocontrol Criterial (ACC) hace referencia a la capacidad para soportar situaciones desagradables, es decir, tener una mayor resistencia al estrés y las situaciones que suponen una amenaza, además de una mayor responsabilidad personal.

Se administró el CACIA a una muestra de 33 niños y niñas de Altas Capacidades, con edades comprendidas entre los 9 y los 12 años (cursos entre 4º de primaria y 1º ESO). Se obtuvieron los percentiles obtenidos en cada una de las cuatro escalas, calculando la media total para cada una.

Pero, antes, recordemos qué es el percentil. Este nos dice en qué posición está una persona con respecto a la población general de sus mismas características, en este caso, se compara con niños de su misma edad. Un Percentil 50 quiere decir que estamos dentro de la media, es decir, de cada 100 personas que cojamos al azar del mismo rango de edad, 49 sacarían una puntuación menor en la prueba, y otros 49 una puntuación mayor. En cambio, si tiene un Percentil 80, habría 79 personas sacando menos puntuación que esa persona en esa escala, y 19 sacarían más.

Resultados

En las escalas RR y ACC la media percentiles obtenidos sería de 53.87 y 54.48, respectivamente. Por lo tanto, en estas escalas, los niños y niñas de Alta Capacidad de este rango de edad se encuentran dentro de la media y no presentan diferencias significativas con respecto a otros niños y niñas.

En las escalas RP y ACP sí encontramos unos percentiles diferentes a la media. En RP, Retraso de la Recompensa, el percentil medio es de 69.51, y en ACP, Autocontrol Procesual, de 15.39. Las dos dimensiones tienen que ver con procesos de focalizar mi atención en lo que hago y cómo lo hago, sin embargo, una no va con la otra. Muestran un alto interés por conocerse a sí mismos, a la vez que tienen dificultades para regular su conducta por medio de auto reforzadores (me felicito si hago algo bien y me siento mejor conmigo mismo) y auto castigos (si no he aprobado el examen, no me permito jugar al ordenador).

Conclusiones

En cuanto a la Retroalimentación Personal, estamos hablando de niños con una tendencia mayor a la media a mostrar este tipo de conductas y actitudes:

  • No tienen problemas para recordar las normas.
  • Saben lo que está bien y lo que está mal.
  • Saben explicar la razón de su comportamiento en general.
  • Intentan cumplir aquello que se prometen a sí mismos/as.
  • No necesitan una recompensa inmediata para trabajar.
  • Saben qué les tranquiliza.
  • Si se portan bien, no lo hacen por las alabanzas.
  • Cuando trabajan en equipo, saben qué parte del éxito final se debe a su trabajo.
  • Conocen las consecuencias de sus actos.
  • Las cosas suelen salir como planean.

En cuanto al Autocontrol Procesual, una puntuación baja en esta dimensión implica que los niños y niñas muestran las siguientes conductas:

  • No se imponen normas como, por ejemplo, marcar una hora de salir de casa para llegar a tiempo a un sitio.
  • No sienten que un éxito por encima del esperado se deba a su esfuerzo y no se sienten, por tanto, más a gusto.
  • No monitorizan sus planes para ver cómo los van consiguiendo, ni la evaluación de lo que se lleva hecho y lo que queda pendiente.
  • No son constantes con las promesas que se hacen.
  • No se refuerzan a sí mismos cuando hacen un progreso, por ejemplo, felicitándose o permitiéndose un premio.
  • Si les cuesta estudiar, no se preguntan en qué fallan.
  • No intentan soportar las situaciones que les desagradan, aunque con ello consigan que se terminen antes (por ejemplo, limpiar una herida).
  • No hacen una auto evaluación de, por ejemplo, comparando cómo hacían antes las cosas y cómo las hacen ahora.
  • Nos se sienten orgullosos cuando realizan una tarea costosa y la consiguen superar.

Un elevado Autocontrol Procesual implica un excesivo cuestionamiento del propio comportamiento, pudiendo llevar a los niños a ser perfeccionistas y metódicos en niveles que los podrían llevar a estados de elevado estrés y ansiedad. Sin embargo, una puntuación baja indica problemas a la hora de realizar una planificación y cumplirla de forma autónoma, así como modificar su propio comportamiento o alcanzar objetivos a largo plazo por sí mismos. De esta manera, quizá puedo tener capacidad para retrasar una recompensa, o puedo cumplir reglas impuestas de manera externa (por ejemplo, las normas del colegio), pero por el propio éxito personal, o seguir mis propias normas, no tendré éxito.

El Autocontrol Procesual me ayuda a regular mi conducta en base a mis propias recompensas

Autocontrol y escuela

El bajo Autocontrol Procesual podría explicar problemas que ciertos perfiles de niños de Alta Capacidad presentan en ámbitos como el escolar. Se les anima, en muchas ocasiones, a mejorar su rendimiento en un entorno que en muchos casos resulta hostil para ellos, con el fin de ir superándose y demostrándose que pueden tener éxito. El resultado, según los resultados del estudio, es que no es un objetivo que les motive lo suficiente, además de que las mejoras graduales son difíciles de ver para ellos. Esto puede estar relacionado con la autoestima, en la medida en que, si yo no veo mis éxitos, no puedo hacer una evaluación adecuada de mi comportamiento. De la misma manera, si no hago esos procesos de monitorización de mi conducta, difícilmente puedo darme cuenta de cómo voy mejorando, y si no veo un cambio rápido de mi ejecución, no lo tomaré como un éxito.

El mirarme a mí mismo

Los niños y niñas de las edades que han sido evaluadas están acostumbrados a recibir un control externo de su conducta, es decir, son las figuras de autoridad quienes les establecen y recuerdan las normas. A medida que van creciendo, según explican Shaffer & Kipp (2007), van interiorizando ese control y establecen normas para autorregular su conducta. Esto se relaciona con la auto observación, que vemos, por la escala de Retroalimentación Personal, que resulta adecuada, e incluso superior, en niños de Altas Capacidades. Pero entran en juego otras variables, es decir, otros aspectos del desarrollo y la conducta que están dificultando, en este tipo de población, el convertir la auto observación en autorregulación.

Una posible explicación de la discrepancia entre ambas puntuaciones podría radicar en las circunstancias de la muestra estudiada. Se trata de niños y niñas que, por medio del centro y de manera regular, son invitados a observar su propia conducta y reflexionar sobre ella. De ahí podríamos obtener las altas puntuaciones en Retroalimentación Personal. No obstante, el Autocontrol Procesual tiene una fuerte relación con la capacidad de planificación, que se encuentra dentro de las llamadas funciones ejecutivas, y en las cuales muchos niños y niñas y de Alta Capacidad presentan dificultades.

Intervención en autocontrol con niños de Altas Capacidades

Los resultados del estudio nos dan varias guías de cara a plantear la intervención en conductas de autocontrol en niños y niñas de Alta Capacidad, aunque también se puede aplicar esto a los niños en general.

Además de trabajar todos los aspectos relacionados con el autocontrol, desde el retraso de las recompensas, hasta el afrontamiento de situaciones adversas para alcanzar un objetivo mayor, resulta de gran importancia todo el trabajo en observación y reflexión sobre mi propia conducta. Este proceso favorece el paso del control externo al interno. Sin embargo, ¿cómo enfocar el bajo autocontrol procesual? Estos resultados deben ser tenidos en cuenta a la hora de diseñar programas de reforzamiento y castigo en los niños, es decir, al afrontar las tareas escolares o fomentar un cambio de comportamiento en casa, se deben de utilizar reforzadores o premios externos, que sean otorgados por la familia, que les ayuden a dirigir su motivación a la consecución de la tarea.

A medida que se vayan consiguiendo, pondremos especial énfasis en la observación de lo que el niño o niña ha hecho, lo que le queda, y celebrar siempre los pequeños avances. Tenemos que entrenar a los niños en tareas de planificación y en la capacidad de ser constantes. Se trata de un proceso en el que tanto las familias como los profesionales tenemos que ayudar a los niños, y no esperar que sean ellos solos quienes planifican ni consiguen esos objetivos solo por el hecho de mejorar.

Podéis acceder al estudio completo en este enlace.



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